Y aún así, en el fondo tenías un pequeño punto de esperanza. "Esta vez no pasará", "puede que ahora sí funcione". Y es por culpa de esa pequeña parte que lloras, no por la decepción en sí, sino por otro pedacito de ilusión que te han matado.
¿Cuántos pedacitos me quedan?

No hay comentarios:
Publicar un comentario