martes, 7 de agosto de 2012

Impaciencia.

Los refrescos se convierten en Vodka. Las bicis pasan a ser coches. Los besos se vuelven sexo. ¿Recuerdas cuando los hombros de tu padre eran el sitio más alto en el mundo y tu madre era tu héroe? Las carreras eran sobre quién corría más, la guerra era sólo un juego de cartas. El peor dolor que sentías era cuando te pelabas las rodillas. Las despedidas sólo significaban hasta mañana.


Y no podíamos esperar a crecer.

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