jueves, 5 de abril de 2012

Dolor.

Sudores, corazón acelerado, temblor de todo tu cuerpo, lágrimas contenidas, ese nudo en la garganta, dolor de cabeza, pinchazos en el pecho... Náuseas súbitas, correr hacia el baño más cercano, y vomitar. Símptomas de un embarazo, verdad? Pues no. Consecuencias de hacer lo que una no debe: meterse e indagar en la vida de la persona a la que más amo, pero que ya no me pertenece, y leer frases dirigidas a otra chica, como "necesito tu boca para besarte mucho", "beso tras beso lo averiguaremos juntos" y cosas así. Debería alegrarme por queel amor de mi vida encuentre otra chica con quien ser feliz, que es lo que más quiero, que él sea feliz. Pero, en cambio, tiemblo, corro hacia el baño, y vomito. Sola, con sudores fríos y sin que nadie esté allí a mi lado, sujetandome la frente y tranquilizandome. Llorar tanto... Debería alegrarme, joder! Pues no, yo como siempre, haciendo lo que no debo. Morir lentamente, morir en vida... Quiero morir. Levantarte, lavarte con agua fría, mirarte en el espejo y no reconocer a la chica que ves. Recordar la mirada brillante, esa sonrisa de antes... Nada que ver con esos ojos apagados que el espejo muestra. Venga, Carla, debes cojer un avión.
Quiero morir ya... Tanto dolor, tan lentamente... Es una tortura. Y aun así, le amo loca, apasionada, irreversible, infinita y eternamente. Dije para siempre. Para siempre. Será para siempre.

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